Un informe del Washington Post destaca la creciente fuerza de las pandillas de contrabando en Gaza, que se han aprovechado de las restricciones en la entrada de mercancías. Estos grupos ahora controlan el flujo de múltiples productos, incluido el tabaco. Los cigarrillos, en particular, se han convertido en una forma de moneda, vendiéndose supuestamente por hasta $1,000 por paquete.
La semana pasada, el cruce fronterizo de Kissufim se reabrió para la entrada de ayuda humanitaria a Gaza, aliviando parte de la inmensa presión sobre los residentes que habían soportado graves escaseces durante octubre, cuando se permitía una cantidad mínima de ayuda. Esta reapertura también evitó una amenaza estadounidense de imponer un embargo de armas.
Ayuda regulada
Sin embargo, las condiciones en Gaza han cambiado drásticamente desde que comenzó la guerra. El bloqueo y la ayuda estrictamente regulada han llevado al resurgimiento de la industria del contrabando. Los productos de tabaco, ahora más caros que nunca y con una mayor demanda, se han convertido en un bien crítico.
El control sobre estos bienes ha dado un inmenso poder a quienes los manejan, permitiéndoles operar en gran medida sin interferencias por parte de las FDI en áreas cerradas designadas, según el Washington Post.
El coordinador humanitario de Naciones Unidas para Gaza describió el contrabando de cigarrillos como un "verdadero cáncer".
Georgios Petropoulos, jefe de la suboficina de Gaza de la Oficina del Coordinador de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), declaró: “Recientemente, hemos encontrado cigarrillos escondidos dentro de latas y otros productos alimenticios. Esto sugiere que el proceso de contrabando comienza durante el empaquetado, probablemente en Egipto.”
Informes de la ONU al final de la semana revelaron que los camiones de ayuda que ingresan a Gaza son frecuentemente saqueados al cruzar la frontera de Kerem Shalom desde Israel. De los 109 camiones que pasaron el sábado pasado, 98 fueron secuestrados. Los conductores fueron sacados por la fuerza, detenidos por horas y en algunos casos severamente golpeados. Bandas de hombres enmascarados supuestamente dispararon contra los convoyes y utilizaron granadas durante estos ataques.
Según los informes, estas bandas no están afiliadas a Hamas, sino que son grupos locales de contrabando que han crecido significativamente desde que comenzó la guerra. Su ascenso se atribuye al colapso de la infraestructura civil de Hamas, incluidos sus mecanismos de vigilancia.
Datos de la ONU citados por The Washington Post indican que bandas armadas operan con impunidad incluso en áreas bajo control de las FDI. Algunos informes alegan que estos grupos han establecido "sedes de control" en zonas despejadas de civiles y declaradas áreas militares cerradas por las FDI.
El robo de ayuda humanitaria se ha vuelto generalizado en Gaza. Estas bandas, a menudo vinculadas a familias del crimen locales, no solo están robando alimentos, sino también otros bienes esenciales que llegan a través de cruces israelíes. Los residentes de Gaza enfatizan que estos saqueadores armados no están afiliados a Hamas. Históricamente, estas familias del crimen eran objetivos de la policía y los esfuerzos de inteligencia de Hamas.
Las autoridades israelíes han negado estas acusaciones, afirmando que las FDI están implementando "medidas preventivas dirigidas contra los saqueadores y trabajan constantemente para facilitar el traslado de ayuda a los civiles". Un funcionario israelí anónimo le dijo a The Washington Post que Israel es consciente de que "algunos saqueadores tienen vínculos con Hamas, y otros no".