Un sencillo análisis de sangre desarrollado en el extranjero para el diagnóstico precoz del tipo más común de demencia -la enfermedad de Alzheimer (EA)- ya está disponible en Israel.
El diagnóstico precoz de la EA basado en biomarcadores es el principio de una revolución en este campo", declaró el profesor de neurología David Tanne, presidente de la Asociación Neurológica de Israel y director del Instituto de Accidentes Cerebrovasculares y Cognición del Campus Sanitario Rambam de Haifa.
El espectacular avance en el diagnóstico de la EA llevará a los médicos a administrar a los pacientes con un resultado positivo para la enfermedad un tratamiento farmacológico o cambios en el estilo de vida que podrían ralentizar su desarrollo. La prueba revela la presencia de beta amiloide, que daña la comunicación entre las células nerviosas y provoca la destrucción del tejido cerebral. La biopsia líquida, que diagnostica las enfermedades sin un procedimiento invasivo, se llama AD-Detect. Se anuncia en el extranjero con un coste de 399 dólares más una tasa de 13 dólares por servicio médico. No es una prueba dirigida al consumidor, sino que debe ser solicitada y supervisada por un médico.
La empresa estadounidense Quest Diagnostics, que desarrolló y comercializa el análisis de sangre, está representada en Israel por la empresa Medical Link; Tanne trabaja como asesor remunerado de Medical Link. Quest Diagnostics descifra las muestras de sangre que se envían desde Israel en un vuelo a un laboratorio de California que realiza diariamente alrededor de medio millón de análisis de diversos tipos.
Las pruebas están disponibles en Israel para personas de cualquier edad que cuenten con la recomendación de un médico que, como parte de la investigación médica de su estado cognitivo, les haya remitido para someterse a más pruebas. El coste de una prueba de amiloide es de 3.450 NIS, con la adición de una prueba de proteína tau, cuesta 4.850 NIS, y el coste de las tres es de 5.850 NIS. No se explicó por qué las pruebas son más caras en este caso.
¿Cómo se detectaba la enfermedad en el pasado?
La fiabilidad ha quedado demostrada en estudios clínicos que indicaron una precisión del 89% en la identificación de los biomarcadores de las proteínas que caracterizan la EA. Junto a esta prueba, se pueden realizar otras dos para determinar la presencia de p-tau 181, una proteína que también ayuda a identificar la patología de la EA, y del gen APOE (apolipoproteína E). Estas dos pruebas no son necesarias para la administración de fármacos, sino que se utilizan como información complementaria para evaluar la presencia de la enfermedad.
Hasta ahora, la EA se detectaba principalmente mediante una revisión de la historia clínica y una evaluación cognitiva. Ya existen pruebas de biomarcadores que utilizan la acupuntura lumbar o la cartografía cerebral para detectar depósitos de amiloide, pero son invasivas o no están fácilmente disponibles, y el coste para el sistema sanitario es muy elevado.
Según estimaciones de la EMDA (Asociación de Alzheimer de Israel), unos 150.000 israelíes, hombres y mujeres, padecen actualmente EA y otras demencias. Según una previsión del Ministerio de Sanidad, en 2050 el número de pacientes se habrá triplicado.
El primer fármaco aprobado para tratar la EA que se administra por infusión en vena y es eficaz en la fase inicial de la enfermedad fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. el pasado mes de julio, y se espera que otro medicamento reciba la aprobación a finales de este año. Al mismo tiempo, los estudios ya han relacionado la adopción de un estilo de vida saludable y el retraso de la aparición de los síntomas.
Un nuevo estudio publicado en febrero en una de las revistas médicas más prestigiosas del mundo, New England Journal of Medicine, con el título "Biomarker changes during 20 years preceding Alzheimer's Disease" (Cambios en los marcadores biológicos durante los 20 años anteriores a la enfermedad de Alzheimer), tras dos décadas de investigación por científicos de China, reveló que los marcadores biológicos comienzan unos 18 años antes del diagnóstico clínico. Los investigadores de Pekín compararon a 648 personas a las que finalmente se diagnosticó EA y a un número igual que permanecieron sanas. El inicio del cambio en las proteínas amiloides de los pacientes con EA apareció entre 14 y 18 años antes del diagnóstico clínico. El estudio ilustra la posibilidad de realizar pruebas de diagnóstico precoz incluso antes de que se produzca un deterioro cognitivo, de modo que los pacientes puedan adoptar un estilo de vida saludable y ralentizar el desarrollo de la enfermedad.