Mensajes ocultos: una nueva forma de leer los relatos talmúdicos

El Talmud, editado hace unos 1.500 años, contiene declaraciones rabínicas, discusiones y anécdotas de más de tres siglos.

 LECTORES DE TALMUD' pintado por Adolf Behrman. (photo credit: WIKIPEDIA COMMONS)
LECTORES DE TALMUD' pintado por Adolf Behrman.
(photo credit: WIKIPEDIA COMMONS)

Los buenos maestros saben que contar historias es una forma eficaz de ilustrar y reforzar los puntos que intentan exponer. La Misná y el Talmud, compuestos principalmente de leyes y enseñanzas religiosas, utilizan con frecuencia historias sobre rabinos de esta manera.

La Misná comienza con las opiniones de tres rabinos sobre el momento adecuado para recitar la oración del Shemá (Oye, Israel) por la noche. Inmediatamente después hay una historia sobre uno de estos rabinos. Una noche, sus hijos volvieron tarde de una fiesta y le preguntaron si era demasiado tarde para recitar el Shemá. Él les dijo que no era demasiado tarde; su respuesta a ellos era coherente con su opinión legal mencionada anteriormente.

Pero curiosamente, este ejemplo de la relación entre declaraciones legales y anécdotas sobre la Halajá (ley judía) no es el habitual en el Talmud de Babilonia. En The Stories They Tell: Halakhic Anecdotes in the Babylonian Talmud, la profesora (emérita) Judith Hauptman del Jewish Theological Seminary of America, una destacada estudiosa de la literatura rabínica, explica, “Puesto que las anécdotas halájicas, el tema de este volumen, aparecen sólo esporádicamente en el Talmud.... un comentario tradicional no toma nota de su mensaje acumulativo.” 

En este volumen, ha reunido la mayoría de las pruebas, concluyendo que en la mayoría de los casos, las anécdotas están en desacuerdo con la discución halájica

Un ejemplo ilustrativo: En el Talmud (Mo’ed Katan 27b), el rabino Abba bar Aybo (generalmente conocido como “Rav,” principios del siglo III d.C.) enseñó que cuando fallece un miembro de la comunidad judía, todos los judíos de esa ciudad tienen prohibido trabajar hasta que el cuerpo sea enterrado. Después de esta declaración legal, el Talmud cuenta la historia de un alumno de Rav, el rabino Himnuna, que vivió una generación más tarde. 

Una página del Talmud de Babilonia (crédito: Cortesía)
Una página del Talmud de Babilonia (crédito: Cortesía)

El Rabino Himnuna visitó un pueblo y encontró que los judíos de allí estaban ignorando el dictamen legal del maestro, Rav. Estaban trabajando a pesar de que un miembro de la comunidad había muerto y aún no había sido enterrado. El rabino Himnuna se enfadó y pensó en castigar a la comunidad. Pero los vecinos le explicaron que en el pueblo había “grupos funerarios”. (Algunos entienden este texto como la fuente más antigua del concepto de hevra kadisha, la sociedad funeraria judía). El rabino visitante aceptó esta justificación.

Muchos estudiantes del Talmud que estudian este pasaje simplemente unirían el texto legal y la anécdota y resumirían: “Si una comunidad judía tiene una sociedad funeraria en la que ha delegado la responsabilidad, otras personas pueden ir a trabajar antes de que se entierre a un miembro fallecido de la comunidad. De lo contrario, nadie debe ir a trabajar antes del entierro.”

PERO HAUPTMAN argumenta que una lectura adecuada de este texto implica sensibilidad al cambio halájico a lo largo del tiempo. En su reconstrucción, a principios del siglo III, “no hay razón para pensar que Rav, al dictar su norma, estuviera... permitiendo a la gente de un pueblo con ‘sociedades funerarias’ seguir realizando labores.” O bien otros rabinos relajaron posteriormente la estricta norma de Rav’ o bien la comunidad judía adoptó normas más laxas incluso sin sanción rabínica.

Después de analizar una serie de textos en los que un rabino visitó (iqla en arameo) algún lugar, concluye: “La suposición inicial de muchos, incluso la mayoría, de los investigadores rabínicos es que las anécdotas halájicas, de las que las anécdotas de iqla son un subconjunto, son informes de cómo un amora [un rabino talmúdico] llevó a cabo una Halajá y nada más.

“Sostengo que una lectura en sentido llano de las anécdotas muestra que desempeñan un papel clave en el desarrollo de la Halajá. [En] la mayoría de las anécdotas de iqla... el resultado final es la modificación de la Halajá, normalmente en la dirección de la clemencia.

La evidencia acumulada es fuerte. Hauptman nos guía a través de unas 80 anécdotas halájicas (de la variedad iqla y otras seis categorías) en el Talmud. Hace un trabajo admirable explicando cuestiones halájicas en un inglés no especializado. No obstante, muchas de estas anécdotas tratan de oscuras minucias de la Halajá que pueden resultar difíciles de apreciar para los no especialistas. 

El Talmud, editado hace unos 1.500 años, contiene declaraciones, discusiones y anécdotas rabínicas de más de tres siglos. ¿Está Hauptman argumentando que los editores del Talmud estaban incrustando a propósito en el Talmud el mensaje de que la ley judía se desarrolla con el tiempo en la dirección de la indulgencia – un mensaje que la mayoría de los estudiantes del Talmud no han recogido en el pasado?

O es que afirma que, haciendo un trabajo de detective histórico, podemos ver un mensaje que los editores del Talmud no estaban promoviendo conscientemente?

De cualquier manera, este volumen presenta una forma novedosa de leer las anécdotas talmúdicas y ofrece una tesis interesante de que ya en los días del Talmud, el cambio hacia la clemencia a lo largo del tiempo era inherente al sistema rabínico. 

La escritora es profesora emérita de la Universidad de York y vive en Jerusalén.

Las historias que cuentan: anécdotas halájicas en el Talmud de Babilonia

Por Judith Hauptman 

Gorgias Press

326 páginas; 55 dólares

Páginas.