El jefe del terror Yahya Sinwar ha logrado remodelar el Medio Oriente.
"Así como entramos en Karabaj y Libia, haremos lo mismo en Israel." Estas fueron las palabras del presidente turco Recep Tayyip Erdogan hace apenas seis meses. Con la caída del régimen de Bashar Assad y la frontera compartida de Turquía con Siria, la declaración de Erdogan - amenazando básicamente con una invasión terrestre a Israel - tiene implicaciones preocupantes.
"No hay nada que no podamos hacer; solo necesitamos mantenernos fuertes", declaró Erdogan en un encuentro político de su Partido de Justicia y Desarrollo (AKP) en Turquía.
Erdogan se refirió a la participación de Turquía en la ayuda a Azerbaiyán durante la guerra de Nagorno-Karabaj en 2020, así como a su intervención en la guerra civil de Libia en 2020, donde las fuerzas turcas respaldaron al Gobierno de Acuerdo Nacional con sede en Trípoli.
El colapso dramático del régimen de Assad esta semana y la victoria de los rebeldes sirios, algunos de los cuales son fuertemente respaldados y guiados por Turquía, deberían ser una llamada de atención para los tomadores de decisiones en Israel.
En su descaro, Erdogan emitió lo que equivale a una amenaza directa a Israel, imaginando un Medio Oriente en el cual la influencia de Turquía se extienda hasta el Mar de Galilea.
Fuerzas kurdas y tensiones regionales
Las milicias kurdas han tenido un papel significativo en la guerra civil de Siria, particularmente en las regiones del norte y este. Organizadas bajo grupos como las Unidades de Protección Popular (YPG) y las Unidades de Protección Femenina (YPJ), los kurdos luego formaron las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) en asociación con otras facciones étnicas y religiosas. Con el apoyo de Estados Unidos, las SDF lograron liberar vastos territorios de ISIS, incluida Raqqa.
Sin embargo, Turquía ve a estas milicias kurdas como extensiones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), al cual Ankara considera una organización terrorista. Como resultado, Turquía lanzó operaciones militares en el norte de Siria para evitar la consolidación territorial kurda a lo largo de sus fronteras. Esta intervención, junto con la participación de Rusia, Irán y milicias pro-iraníes, ha complicado aún más el ya fracturado panorama de Siria.
Grupos rebeldes apoyados por Turquía, incluyendo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y el Ejército Nacional Sirio respaldado por Turquía, han lanzado ofensivas generalizadas en el noroeste de Siria. Estos ataques, dirigidos contra las fuerzas de Assad, también han afectado áreas controladas por los kurdos.
En medio de estas batallas, combatientes kurdos han sido capturados y los kurdos han perdido el control de territorios clave. A pesar de sus ambiciones de autonomía política, los kurdos enfrentan crecientes presiones militares y políticas desde múltiples frentes.
Preocupaciones estratégicas de Israel
La caída de Assad marca un punto de inflexión significativo en el Medio Oriente, con profundas implicaciones para Israel. Después de 54 años de gobierno de la familia Assad, el colapso del régimen sirio crea una nueva y compleja realidad. Este cambio exige un análisis cuidadoso del impacto potencial en Israel, especialmente a la luz de su ya tensa relación con Turquía.
El vacío dejado por Assad plantea preocupaciones sobre entidades hostiles, como milicias proiraníes y grupos yihadistas que podrían arraigarse a lo largo de la frontera norte de Israel. Se informa que milicias proiraníes que habían estado estacionadas en Siria se están trasladando a Iraq, lo que podría desestabilizar aún más la región.
Turquía podría aprovechar este vacío de poder para expandir su influencia, dada su participación previa en el norte de Siria. Las tensiones entre Israel y Turquía, ya tensas debido a incidentes como el ataque a la flotilla Mavi Marmara en 2010, podrían intensificarse si Ankara decide tomar acciones militares en Siria.
Por otro lado, algunos argumentan que el cambiante panorama geopolítico podría fomentar lazos más estrechos entre Israel y Turquía, impulsados por intereses compartidos en estabilizar la región.
La caída del régimen de Assad supone un golpe significativo para el eje Irán-Hezbollah. Durante años, Siria ha sido un conducto crítico para la transferencia de armas y suministros a Hezbollah en Líbano. Sin embargo, existe una creciente preocupación de que grupos extremistas puedan apoderarse de arsenales de armas químicas y utilizarlas contra Israel. Ya han surgido informes sobre ataques israelíes dirigidos a instalaciones de armas químicas sirias.
La guerra civil en Siria ha transformado al país en un campo de batalla para fuerzas en competencia. El régimen de Assad contaba con el apoyo militar, económico y diplomático de Irán y Rusia. Con Assad fuera, el vacío de poder resultante podría dar lugar a un caos prolongado, con grupos extremistas o facciones rivales luchando por el control.
Esta inestabilidad puede permitir a grupos como ISIS o fuerzas afiliadas a al-Qaeda establecer un punto de apoyo cerca de las fronteras de Israel, particularmente en los Altos del Golán.
Acercamiento kurdo a Israel
En medio de las dinámicas cambiantes, representantes kurdos sirios han contactado supuestamente a funcionarios israelíes a través de varios canales, buscando asistencia y protección. Israel, que ve a la comunidad kurda como una fuerza amistosa y pro-occidental, ha estado trabajando entre bastidores con aliados occidentales para garantizar la seguridad de los kurdos.
En el norte de Siria, los rebeldes respaldados por Turquía han seguido explotando el caos para avanzar en los intereses de Ankara. Tras la captura de Alepo, estas fuerzas atacaron el enclave kurdo de Tel Rifaat, neutralizando parcialmente la "amenaza kurda" en el norte de Siria.
Postura de Erdogan hacia Israel
Los cambios geopolíticos en Siria llegan en un momento de tensiones elevadas entre Israel y Turquía. La proximidad de las fuerzas respaldadas por Turquía a la frontera norte de Israel plantea nuevos riesgos.
Para entender la naturaleza de este nuevo actor regional, solo hace falta escuchar a Abu Muhammad al-Julani, el líder de las fuerzas rebeldes sirias que derrocaron a Assad. Julani, que ahora se autodenomina "líder de una nueva Siria", recientemente declaró: "Pueblo de Gaza, esperadnos, nuestro próximo objetivo es Jerusalén".
Julani, cuyo nombre real es Ahmed Hussein al-Sharaa, es un islamista sunita y comandante de Hayat Tahrir al-Sham. Anteriormente afiliado a al-Qaeda, fue arrestado por las fuerzas estadounidenses y posteriormente liberado en 2008. Tras su liberación, se unió a ISIS bajo el liderazgo de Abu Bakr al-Baghdadi.
Con el inicio de la guerra civil en Siria en 2011, Julani fundó el grupo afiliado a al-Qaeda Jabhat al-Nusra y posteriormente cambió el nombre de su grupo a Jabhat Fateh al-Sham. Unió varias facciones yihadistas bajo HTS, donde ahora sirve como comandante militar.
Designado como un "terrorista global" por los Estados Unidos, todavía hay una recompensa de 10 millones de dólares por la cabeza de Julani. Cómo manejará Estados Unidos a un terrorista declarado cuya ideología apunta abiertamente a Jerusalén está por verse.
Israel, por su parte, debe prepararse para los desafíos planteados por este cambiante panorama.
El escritor es el CEO de Radios 100FM, cónsul general honorario de Nauru, vicedecano del Cuerpo Diplomático, presidente de la Asociación de Comunicación de Radio de Israel y vicepresidente del Club de Embajadores.