Responsabilidad colectiva contra el discurso de odio - estudio.

El equipo dijo que su estudio enfatiza la necesidad de superar la actitud pasiva prevalente hacia el discurso de odio y destaca la importancia de la oposición colectiva.

 Manifestantes participan en una protesta contra el antisemitismo frente a la sede del Partido Laborista en el centro de Londres, Gran Bretaña, el 8 de abril de 2018. (photo credit: SIMON DAWSON/ REUTERS)
Manifestantes participan en una protesta contra el antisemitismo frente a la sede del Partido Laborista en el centro de Londres, Gran Bretaña, el 8 de abril de 2018.
(photo credit: SIMON DAWSON/ REUTERS)

Las voces individuales que se oponen al discurso de odio no son suficientes para suavizar su impacto percibido, según investigadores alemanes de la Universidad Ludwig-Maximilians de Munich (LMU).

Los incidentes de discurso de odio contra Israel, los judíos y otros que están ocurriendo en todo el mundo a menudo no son desafiados por espectadores no involucrados. Los investigadores han investigado la importancia de las reacciones de los espectadores ante ataques verbales de odio para formar normas sociales.

Estos eventos negativos a menudo ocurren en entornos sociales, desde el transporte público y las universidades hasta los estadios de fútbol. Para contrarrestar una actitud pasiva prevalente hacia ellos, las autoridades gubernamentales, sociólogos y filósofos enfatizan la responsabilidad de los espectadores de oponerse o bloquear el discurso de odio.

Estudios recientes han encontrado que la norma contra el odio puede ser impopular para un segmento de la población y que el cumplimiento está condicionado por la creencia de que la mayoría está de acuerdo. Además, cuando las personas con actitudes xenófobas son más propensas a ser expuestas a discursos de odio, la tendencia a imitar dicho comportamiento aumenta.

¿Los ciudadanos comunes ven los incidentes de discurso de odio como más perjudiciales cuando ocurren frente a testigos silenciosos y pasivos? ¿Los observadores de terceros consideran que los testigos que expresan su oposición son útiles para reducir el daño causado por los incidentes de discurso de odio? Su estudio examina estas dos preguntas centrales, explorando en qué circunstancias y contextos las personas comunes perciben el discurso de odio como perjudicial y una respuesta opuesta como efectiva para reducir el daño causado por dichos incidentes.

 Ludwig-Maximilians-Universitaet en Munich, Alemania, 2016. (credit: REUTERS/MICHAELA REHLE)
Ludwig-Maximilians-Universitaet en Munich, Alemania, 2016. (credit: REUTERS/MICHAELA REHLE)

El estudio, publicado en la revista Humanities & Social Sciences Communications de Nature bajo el título "Las respuestas colectivas de los testigos establecen la norma contra el discurso de odio", pone en duda la hipótesis establecida que afirma que es suficiente cuando uno se opone individualmente al odio. "Es crucial estudiar las respuestas de los testigos a nivel grupal en lugar de individualmente", dice la Dra. Jimena Zapata, abogada de la Facultad de Filosofía, Filosofía de la Ciencia y Estudios Religiosos y autora principal.

"Una respuesta colectiva, especialmente unánime, juega un papel crucial en dar forma a las normas sociales sobre cómo responder al discurso de odio, ya sea indicando una norma social permisiva al permanecer en silencio o indiferente, o una norma desaprobatoria al mostrar oposición", dijo. "Esto es particularmente relevante ya que, en la mayoría de las situaciones cotidianas, la denuncia y registro de los delitos de odio depende de la percepción de las víctimas y los espectadores.

Cómo se realizó el estudio

Para su estudio, los científicos llevaron a cabo experimentos en línea en los que se mostraban imágenes de incidentes de discurso de odio ocurriendo en presencia de espectadores que permanecían indiferentes o mostraban oposición. Realizaron su estudio con participantes del Reino Unido, donde la denuncia y registro de delitos de odio dependen en gran medida de las percepciones de las víctimas y espectadores.

Descubrieron que el silencio o intervención de un grupo de espectadores modula la percepción del daño causado por el incidente. Por el contrario, la reacción de un espectador individual tuvo escaso efecto. Además, el estudio demostró que la efectividad de expresar oposición como un reducidor de daño depende de cuán fuerte se siga esa reacción. Solo la oposición unánime que indica desaprobación social fue percibida como útil para minimizar el daño causado por los incidentes mostrados.

El equipo dijo que su estudio resalta la necesidad de superar la actitud pasiva prevalente hacia el discurso de odio y enfatiza la importancia de la oposición colectiva de los espectadores a los incidentes de discurso de odio. "Las implicaciones de nuestra investigación van más allá del ámbito académico y afectan a las políticas públicas, la filosofía moral y el discurso social más amplio sobre el discurso de odio", concluyó Zapata.


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"Los resultados cuestionan las normas sociales generalizadas que perpetúan el silencio frente a la discriminación y apoyan políticas públicas que promueven la participación pública contra el discurso de odio. Un hallazgo clave de nuestro trabajo es que los testigos no involucrados juegan un papel crucial en la formación de normas sociales en contra del discurso de odio".