Investigadores hallan pegamento moderno y brocas en espadas de la Edad de Hierro iraní

Un sorprendente descubrimiento revela el uso de tecnología moderna en espadas de la Edad de Hierro de Irán. ¿Cómo encontraron pegamento y brocas en estas antiguas armas? Descúbrelo aquí.

 Empuñadura de sable iraní vintage de acero damasco con piedras preciosas de la colección del Museo del Hermitage. Ilustración. (photo credit: Imageman. Via Shutterstock)
Empuñadura de sable iraní vintage de acero damasco con piedras preciosas de la colección del Museo del Hermitage. Ilustración.
(photo credit: Imageman. Via Shutterstock)

Un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de Cranfield descubrió modificaciones modernas en una colección de espadas iraníes de la Edad del Hierro, lo que plantea dudas sobre la autenticidad de artefactos similares en museos de todo el mundo. Utilizando una técnica de imagen llamada tomografía de neutrones, los investigadores descubrieron que las espadas incautadas habían sido alteradas, incluyendo la sustitución de las hojas originales de hierro por otras de bronce.

Las espadas fueron confiscadas por la Fuerza Fronteriza del Reino Unido en el Aeropuerto de Heathrow de Londres, donde se creía que eran artefactos legítimos y valiosos. Después de su incautación, las espadas fueron enviadas al Museo Británico para su custodia e investigación. El Museo Británico realizó un análisis utilizando la tomografía de neutrones, que permitió a los científicos examinar las estructuras internas de las espadas sin causar más daño. Este método no invasivo fue efectivo para identificar materia orgánica, como adhesivos modernos utilizados en las modificaciones.

"Irán ha sido un centro de innovación metalúrgica durante milenios, pero mucho sigue siendo poco comprendido. Las técnicas avanzadas de imagen son cruciales para distinguir las prácticas antiguas de las falsificaciones modernas", dijo el Dr. Nathaniel Erb-Satullo, profesor senior de Ciencias Arqueológicas en la Universidad de Cranfield y coautor del estudio, según Phys.org. La investigación reveló pegamento moderno, agujeros de perforación, e incluso un fragmento de una broca moderna incrustada en una de las espadas, evidenciando la negligencia de los falsificadores.

La práctica de crear pastiches, objetos ensamblados a partir de artefactos antiguos genuinos pero fragmentados, era evidente en estas espadas. Los traficantes de antigüedades modernos habían alterado las armas para aumentar su valor comercial, una táctica que complica los esfuerzos por rastrear la evolución de las técnicas de metalurgia y oscurece los hallazgos sobre las transiciones metalúrgicas antiguas. "Los resultados revelan una extensa modificación moderna, a saber, la sustitución de las hojas originales, hechas generalmente de hierro, por hojas de bronce diferentes (pero probablemente también antiguas)", escribieron los investigadores en su informe, según lo señalado por Phys.org.

Muchas espadas similares en museos de todo el mundo también pueden estar contaminadas por falsificaciones modernas. Según New Scientist, la autenticidad de muchas armas de bronce ahora está en duda, por lo que es esencial que los científicos diferencien entre artefactos reales y falsos. Esta falsificación complica el estudio de las antiguas técnicas metalúrgicas, especialmente la transición de la Edad del Bronce a la Edad del Hierro, un período crucial hace aproximadamente 3,000 años cuando el hierro se convirtió en el metal dominante en el Medio Oriente.

"Las modificaciones ilícitas hacen que la tarea de comprender esta antigua transición sea mucho más complicada", dijo el investigador principal Alex Rodzinka, un estudiante de doctorado en la Universidad de Cranfield, como informó The Independent. Objetos bimetálicos como estas espadas son cruciales para rastrear las transiciones entre metales, y las alteraciones modernas ocultan elementos de esta transformación histórica.

La demanda de armas de la Edad del Hierro iraní comenzó después de que se descubriera un gran depósito de armas de bronce y hierro en la provincia iraní occidental de Luristán a fines de la década de 1920. Este descubrimiento desencadenó una demanda de tales artefactos en el mercado del arte. Según informa Smithsonian Magazine, los comerciantes y los museos comenzaron a buscar piezas similares, y las principales instituciones agregaron armas de la Edad del Hierro de Irán a sus colecciones, a menudo asumiendo que eran genuinas.

Sin embargo, muchos de estos artefactos nunca han sido sometidos a análisis científicos, dejando su autenticidad en duda. Los hallazgos sugieren que a menos que sean obtenidos durante excavaciones legítimas, la autenticidad de los artefactos pertenecientes a museos no puede ser garantizada. Esto plantea un desafío para los profesionales del patrimonio en todo el mundo, enfatizando la necesidad de métodos de imagen para detectar tales falsificaciones.

El artículo fue escrito con la asistencia de un sistema de análisis de noticias.