Miles se congregaron temprano esta mañana en Antakya, provincia de Hatay, para honrar el primer aniversario de los catastróficos terremotos que sacudieron el sureste de Turquía y el vecino Siria. Con velas en mano y lágrimas en sus ojos, más de 10,000 dolientes se congregaron en plazas públicas, reflexionando sobre la tragedia que se cobró más de 50,000 vidas en Turquía y casi 6,000 en Siria.
En una demostración de dolor mezclado con frustración, los manifestantes expresaron su enojo por lo que perciben como negligencia del gobierno después del desastre. Los cánticos exigiendo responsabilidad resonaron mientras los residentes pedían la dimisión de los funcionarios locales y criticaban la falta de ayuda rápida durante las horas críticas posteriores a los temblores.
En la plaza principal de Antakya, los manifestantes se enfrentaron al Ministro de Salud Fahrettin Koca con la inquietante pregunta: "¿Alguien puede escuchar mi voz?" - haciendo eco de los desesperados gritos de ayuda de quienes quedaron atrapados bajo los escombros. Para muchos, el dolor de perder a sus seres queridos se vio agravado por la angustiante espera de rescate, con algunos pereciendo atrapados en la oscuridad y el frío.
Después de la vigilia, los participantes arrojaron flores al río Asi, un gesto simbólico en honor a la memoria de los fallecidos. Merve Gursel, quien perdió a varios miembros de su familia en el desastre, llamó en voz baja a sus nombres mientras lanzaba claveles al agua, lamentando la profunda pérdida y la ausencia de asistencia oportuna.
Reconstruyendo después de los terremotos
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, reconoció el dolor duradero después de los terremotos, enfatizando el compromiso del gobierno de reconstruir las comunidades destrozadas.
"Grandes desastres y grandes sufrimientos también son puntos de inflexión en los que se pone a prueba la fortaleza de la unidad, la solidaridad y la hermandad de las naciones", dijo Erdogan en una publicación en redes sociales.
Sin embargo, el desencanto persiste entre los sobrevivientes, muchos cuestionando el lento ritmo de la reconstrucción y la eficacia de los esfuerzos de respuesta oficial. En entrevistas con medios de comunicación internacionales, los jóvenes turcos parecen tener en mente la reubicación, muchos buscando dejar el país.