Después de que comandos israelíes detuvieron a un alto operativo de Hezbolá especializado en actividades marítimas en el pueblo de Batrun en el norte de Líbano, el Prof. Amatzia Baram, experto en estudios del Medio Oriente, explicó que la operación especial de Shayetet 13 tuvo un impacto significativo en la organización terrorista e incluso podría obligarla a mover sus bases y ajustar sus planes.
Los comentarios de Baram se dieron en una reciente entrevista con Maariv.
Tras ser trasladado a Israel y ser interrogado por la Unidad 504, el operativo de Hezbolá detenido tiene el potencial de revelar información valiosa sobre las capacidades navales de Hezbolá.
Baram hizo hincapié en la sofisticación de la unidad naval de Hezbolá, diciendo: "Están entrenados y equipados por la Marina iraní, conocida por sus altos estándares profesionales. Las embarcaciones pequeñas y rápidas están diseñadas para incursiones rápidas a lo largo de la costa de Israel, especialmente apuntando a áreas desde Nahariya y Acre hasta incluso Haifa. Aunque tales ataques aún no se han materializado, la amenaza persiste."
Añadió que el arresto aumenta la presión sobre Hezbolá, que ahora se enfrenta a la vergüenza y a un dilema estratégico.
¿Modificará Hezbolá sus planes?
"Deben decidir si alteran sus planes operativos y reubican bases, o arriesgan a que el detenido no revele información crítica", señaló Baram.
La operación plantea muchas preguntas sobre la fuerza naval de Hezbolá, que hasta ahora ha sido algo enigmática.
"Sabemos que han recibido entrenamiento de Irán, cuya armada destaca en ataques a pequeña escala y barcos rápidos", afirmó Baram. "La pregunta sigue siendo dónde Hezbolá almacena su equipo y cuáles son sus planes futuros".
Baram argumentó que la captura del oficial de alto rango fue un golpe tanto para Hezbolá como para Irán, amplificando la presión creciente.
"Este arresto desafía el liderazgo de Hezbolá, provocando una potencial reevaluación de su estrategia. Podrían optar por cambiar la ubicación de sus bases y desarrollar planes de contingencia", sugiere.
Según Baram, las acciones militares deben ir acompañadas de esfuerzos para influir en la opinión pública en Líbano.
"Para asegurar un alto el fuego en términos favorables, Israel debe asegurarse de que la población chiíta libanesa presione a sus líderes para poner fin a las hostilidades", observó. "Es necesario un enfoque psicológico: desplegar mensajes adecuados para hacer que los civiles reconozcan que continuar con el conflicto es intolerable. Convencer a este público de que la vida bajo el control de Hezbolá es insostenible podría desencadenar presiones internas."
Baram destacó las medidas psicológicas como un componente estratégico crítico.
"Transmitir mensajes que subrayen la gravedad de la situación, como instrucciones de evacuación para áreas de alto riesgo, puede erosionar el sentido de seguridad de la población y aumentar la presión sobre el liderazgo de Hezbolá."
Baram concluyó afirmando que Israel debería aprovechar sus éxitos operativos para obtener una ventaja antes de entrar en cualquier resolución diplomática.
"El desafío radica en influir no solo en el campo de batalla, sino también en la opinión pública y el liderazgo en Líbano. Debilitar el apoyo público a Hezbolá y disminuir su capacidad para influir en los civiles podría llevar a un alto el fuego en términos favorables para Israel."