Con el inicio del mes sagrado del Ramadán, los residentes de Jartum, Sudán, enfrentan una realidad sombría a diferencia de los vibrantes preparativos vistos en años anteriores. Casi un año de conflicto armado ha dejado las calles de la capital en silencio, con una actividad disminuida incluso en el Mercado Central, uno de los pocos mercados aún operativos.
Los comerciantes dicen que están luchando con la fuerte disminución en la demanda de artículos esenciales para el Ramadán, atribuyéndola tanto a la precaria situación de seguridad como a la recesión económica causada por la guerra en curso.
Los ciudadanos, lidiando con las consecuencias del conflicto, encuentran su poder adquisitivo severamente limitado. El desplazamiento y la interrupción de las redes de comunicación han agravado los desafíos de los residentes, incluida la interrupción de los servicios de banca móvil.
Las circunstancias difíciles han dejado a muchos sin salarios desde que estalló el conflicto a mediados de abril del año pasado, agotando sus ahorros y dejándolos desprevenidos para el próximo mes sagrado.
Movilización para el apoyo comunitario
En respuesta, las autoridades locales y las sociedades civiles en Jartum se están movilizando para apoyar a la comunidad. El Gobernador Ahmed Osman Hamza anunció medidas para distribuir bienes esenciales y gas de cocina, mientras que las iniciativas de base están estableciendo cocinas y distribuyendo cestas de alimentos básicos para ayudar a quienes lo necesitan.
A pesar de estos esfuerzos, es fundamental contar con apoyo adicional, con llamados a la asistencia local, regional e internacional para cubrir las necesidades básicas de los residentes de Jartum.
El conflicto en curso entre las Fuerzas Armadas de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido, que comenzó el 15 de abril de 2023, ha provocado más de 13,000 muertes y ha empujado a la mitad de la población de Sudán a una crisis humanitaria, con una inseguridad alimentaria aguda que afecta a casi 18 millones de personas, según las Naciones Unidas.