Tras la reunión de emergencia a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de la ONU el lunes, Estados Unidos públicamente le pidió a los países que están suministrando armas a las facciones beligerantes de Sudán que cesen todas las ventas, ya que “se avecina una crisis de proporciones épicas” en la nación dividida del norte de África.
En la región más occidental de Darfur, la ciudad de El Fasher es la única capital que aún no ha sido capturada por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) rebeldes. Sin embargo, está “al borde de una masacre a gran escala”, explicó la embajadora de Estados Unidos, Linda Thomas-Greenfield, a los reporteros después de la reunión.
Thomas-Greenfield señaló que en Darfur, la historia “se está repitiendo” en la vasta región compuesta en su mayoría por grupos étnicos minoritarios de Sudán. Haciendo alusión al genocidio que asoló Darfur hace más de dos décadas, la embajadora de Estados Unidos agregó que hay “informes creíbles” de que las RSF están saqueando y pillando aldeas cerca de El Fasher y que un ataque a la ciudad es “inminente”.
¿Cuál es el estado de la crisis en Sudán?
Dos millones de civiles sudaneses viven en El Fasher, y otros 500,000 refugiados internamente desplazados han buscado seguridad en la ciudad.
A principios de los años 2000, una coalición de milicias árabes Janjaweed lideró una violenta campaña armada contra las poblaciones predominantemente africanas orientales y centrales de Darfur que dejó más de 300,000 muertos y alrededor de 2.7 millones desplazados.
Mientras que el embajador de los Estados Unidos no habló directamente con ninguno de los países acusados de armar a las RSF o a las Fuerzas Armadas de Sudán lideradas por el gobierno, han surgido informes de que el grupo mercenario Wagner de Rusia ha apoyado a las RSF y que la ayuda militar también está fluyendo desde Chad, Libia y Sudán del Sur. Del mismo modo, los Emiratos Árabes Unidos también han sido acusados de canalizar armas a Sudán, un cargo que los Emiratos Árabes Unidos niegan.