El miércoles, el primer ministro británico Rishi Sunak anunció £54 millones (68 millones de dólares estadounidenses) en fondos nuevos para proteger a las comunidades judías, ya que las cifras mostraron que los incidentes antisemitas alcanzaron un récord en Gran Bretaña el año pasado.
Una semana después de que el heredero al trono, el Príncipe William, pidiera el fin de la guerra entre Israel y Hamas en Gaza, William se reunió con jóvenes embajadores del Holocaust Educational Trust que buscan abordar el odio en medio del creciente antisemitismo en Gran Bretaña. El jueves, visitó la sinagoga Western Marble Arch en Londres para conocer más sobre el aumento del antisemitismo.
Durante su visita a la sinagoga, el príncipe, que llevaba una kipá, la tradicional gorra judía, escuchó a estudiantes judíos mientras narraban cómo había habido lo que uno describió como una "explosión" de antisemitismo, que incluía amenazas de muerte y agresiones. También se reunió con Renee Salt, una superviviente del Holocausto de 94 años, para conocer sus experiencias.
Expectativas del Príncipe
La intervención inusualmente directa de la semana pasada por parte de William, donde mencionó que "demasiados han sido asesinados" en el conflicto de Gaza y que Hamas debe liberar a los rehenes, generó titulares internacionales, ya que por convención, los miembros de la realeza evitan cuestiones políticas controvertidas.
Sin embargo, después de convertirse en el primer miembro de la realeza británica de alto rango en realizar una visita oficial a Israel y al territorio palestino ocupado en 2018, ha seguido de cerca la región, según su oficina.
El príncipe, de 41 años, se esperaba que aumentara su participación en eventos públicos después de que su padre, el rey Carlos, revelara a principios de este mes que estaba recibiendo tratamiento por una forma no especificada de cáncer.
Sin embargo, su retiro de un servicio conmemorativo en el Castillo de Windsor para su padrino, el difunto rey Constantino de Grecia, el martes, generó intensas especulaciones, ya que la esposa de William, Kate, también se está recuperando de una cirugía abdominal el mes pasado y no ha sido vista en público desde el Día de Navidad.
Fuentes del palacio afirmaron que su ausencia, oficialmente debido a un "asunto personal" no explicado, no estaba vinculada a la enfermedad de su padre y que Kate continuaba recuperándose satisfactoriamente.