Todos los medios de comunicación israelíes, ya sean impresos, audiovisuales o electrónicos, y gran parte de los medios de comunicación de todo el mundo dieron importancia a una declaración del Ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, en la Knesset el miércoles 24 de julio. La algarabía se prolongó durante unos tres días. Sus palabras se pronunciaron en el contexto de una conferencia titulada "El regreso de Israel al Monte del Templo". En su discurso completo también señaló que la semana anterior había visitado el Monte del Templo y rezado en él. Que rezara allí no era noticia; tampoco lo eran sus declaraciones sobre favorecer y fomentar la oración judía en el lugar.
En el desfile del Día de Jerusalén, el 5 de junio, había dicho: "Mi política es muy clara en este asunto: Los judíos pueden estar en cualquier lugar de Jerusalén, rezar en cualquier lugar. Los judíos rezan en el Monte del Templo y eso es bueno. Esa es la posición ministerial".
A PRINCIPIOS DE ENERO DE ESTE AÑO, el London Times informó de que Ben-Gvir había "visitado el Monte del Templo, junto a la mezquita de Al-Aqsa, para rezar, a pesar de la advertencia palestina". Además del error geográfico -la mezquita de Al Aqsa, así como la Cúpula de la Roca, se asientan en la cima del Monte del Templo, un lugar que el ejército islámico conquistó y ocupó en el año 638 de la era cristiana-, Ben-Gvir ya había visitado el Monte del Templo por tercera vez como ministro del Gobierno en Tisha Be'av, en julio de 2023. Su primera visita como ministro fue en enero del año pasado, cuando fue filmado balanceándose ritualmente, presumiblemente rezando.
Sus declaraciones completas, de las que no todos los medios de comunicación informaron, incluían algo de importancia adicional. Afirmó: "Bajo mi mandato, no habrá discriminación racista contra los judíos, que son los únicos a los que no se les permite rezar, y además en el lugar más sagrado para el pueblo judío". En otras palabras, estaba enmarcando su política no sólo en una formulación religiosa, sino también como una cuestión de derechos humanos.
Sin embargo, en una respuesta de Washington a las pocas horas, la Oficina del Primer Ministro informó de que el statu quo del Monte del Templo (según el cual los musulmanes rezan; los judíos sólo pueden visitarlo) se mantendrá sin cambios.
La cuestión del rezo judío en el Monte del Templo se encuentra atrapada entre dos fundamentos. En primer lugar, el político. Moshe Dayan pretendía que el statu quo redujera las tensiones religiosas en torno a un lugar sagrado. Desgraciadamente, las palabras "statu quo" recordaban la política discriminatoria del Mandato Británico.
Un Libro Blanco de 1928 y un pronunciamiento del alto comisario en junio de 1931 fijaron que el Muro Occidental pertenecía al Wakf y que los judíos tenían pocos derechos más allá de los rituales de oración habituales. Los bancos, taburetes, mesas y otros objetos, como soportes para libros de oración, debían retirarse después de su uso. Las prohibiciones incluían las linternas y el toque del shofar en el Muro. Ese fue el marco que sirvió de base para el statu quo posterior a 1967 que ahora se aplica al Monte del Templo.
El Palestine Bulletin, del 9 de junio de 1931, resumía así la situación: "Derecho de propiedad de los musulmanes y derecho de oración de los judíos". Hoy son los musulmanes los que rezan y los judíos los que visitan.
Legislación del Alto Tribunal de Justicia
EL ALTO TRIBUNAL DE JUSTICIA DE ISRAEL ha visto decenas de recursos para alterar el statu quo. La mayoría se basan en la Ley de Protección de Lugares Sagrados de 1967. Esa legislación garantiza el libre acceso y el derecho de culto de todos los grupos religiosos a los lugares sagrados para ellos.
El tribunal, sin embargo, se ha negado a ordenar un cambio en el statu quo. No es que un statu quo sea "sagrado", después de todo, el tribunal ordenó que se permitiera a las mujeres rezar con un rollo de la Torá en el Muro Occidental a pesar de la oposición del Gran Rabinato.
Aunque los jueces no temen a los judíos, parece que es el miedo a los musulmanes lo que les inquieta. Sus numerosas decisiones señalan en su mayoría que, dado que el lugar es "sensible", es decir, que los musulmanes se amotinarán y Oriente Próximo arderá si los judíos rezan allí, los judíos no deberían poder rezar en el lugar.
Bueno, casi.
En una deliberación de 1976, H.C. J. 99/76, Cohen c. Ministro de Policía, la Fiscalía General dio instrucciones al fiscal del Estado para que presentara un dictamen. Decía así: "El derecho del peticionario a acceder al Monte del Templo es un derecho fundamental, que además está consagrado en la ley, y no es ni ha sido nunca discutido. Es lícito suponer que nadie se molestará siquiera en averiguar si, durante su estancia en este sublime lugar, el peticionario pedirá comulgar con su Creador. Y si lo desea, puede hacerlo de forma no demostrativa".
Una decisión posterior, esta vez del entonces juez del Tribunal Supremo Aharon Barak en el asunto H.C.J. 2697/2004, Gershon Salomon v. Jerusalem District Police Command M. Levy, aclaró aún más el derecho fundamental protegido a la oración.
Barak escribió: "El punto de partida, acordado por las partes, es que todo judío tiene derecho a subir al Monte del Templo y rezar allí. Esto forma parte de la libertad de culto religioso y de la libertad de expresión... No se discute que el peticionario también tiene este derecho. Sin embargo, como derecho humano, el derecho a acceder al Monte del Templo tampoco es un derecho absoluto. Puede limitarse. Es cierto que no se debe conceder a un público hostil el "derecho de veto" sobre el ejercicio de los derechos fundamentales".
El derecho a la oración en el Monte del Templo estaba permitido mucho antes de Ben-Gvir. Lo permitía el más alto tribunal del país. Es cierto que los temerosos jueces temían demasiado la violencia islamista y, por tanto, permitieron a la policía, sin que los tribunales revisaran suficientemente las reclamaciones, afirmar que existía un peligro potencial de que estallaran disturbios.
No obstante, el derecho de un judío a rezar en el Monte del Templo ha sido confirmado por ley. Son los políticos los que juegan con los derechos de los judíos.
El autor es investigador, analista y comentarista de opinión sobre temas políticos, culturales y de medios de comunicación.