La estrategia de China en Medio Oriente requiere una reevaluación cuidadosa y ajustes estratégicos en sus lazos con países regionales clave, especialmente considerando el cambiante panorama regional.
Cambios recientes en las dinámicas de poder en Medio Oriente, particularmente después del ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023, han resaltado una disminución en la influencia rusa y china, con Estados Unidos ganando prominencia.
Esta transformación es evidente a nivel global, regional y doméstico, impactando significativamente la estrategia de China en Medio Oriente. El equilibrio de poder entre Estados Unidos, China y Rusia ha cambiado, con Washington aumentando su presencia militar y colaboración con Israel, mientras que la influencia de China - a pesar de sus compromisos económicos - enfrenta desafíos debido a incertidumbres geopolíticas y rivalidades con Estados Unidos.
El conflicto central entre Irán e Israel ha evolucionado, con Teherán perdiendo influencia regional a medida que crece el poder militar de Israel. Mientras tanto, Turquía ha surgido como un jugador dominante, ampliando su alcance a expensas de Irán. Estas nuevas complejidades geopolíticas y la intensificación de la rivalidad entre Estados Unidos y China presentan obstáculos significativos para la capacidad de China de afirmar una influencia más amplia en Medio Oriente.
En las últimas dos décadas, China ha emergido rápidamente como un actor económico, político y de seguridad en Medio Oriente. Como el mayor consumidor de petróleo del Medio Oriente, el comercio de China con la región se ha triplicado durante este período, reflejando sus lazos cada vez más profundos en los ámbitos económico, de seguridad y diplomático.
En 2023, alrededor del 36% de las importaciones de petróleo crudo de China provinieron del Medio Oriente, colocando a varias naciones de la región entre los principales proveedores de energía de China. La dependencia de China de los hidrocarburos del Medio Oriente tiene dos implicaciones clave: primero, debe garantizar una producción de energía estable en la región, y segundo, debe salvaguardar el transporte seguro de energía desde la región hasta China. Estas prioridades significan que cualquier conflicto que interrumpa la producción o el transporte de petróleo en Medio Oriente amenaza directamente los intereses nacionales de China.
Además, el compromiso económico de China con el Medio Oriente se ha expandido significativamente más allá del sector energético. Para 2023, el comercio entre China y la región alcanzó casi los $444 mil millones, subrayando la creciente importancia del Medio Oriente como un mercado clave para bienes y servicios chinos.
Más allá del comercio tradicional, China ha profundizado su involucramiento en el desarrollo de infraestructura, proyectos de energía renovable y limpia, la economía digital y la inteligencia artificial en toda la región. Esta diversificación se alinea con los planes estratégicos más amplios de China, como la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, que complementa los planes de desarrollo locales como la Visión 2030 de Arabia Saudita. Esta alineación subraya la intención de China de fortalecer los lazos económicos y fomentar asociaciones regionales más profundas.
Desafíos para la estrategia de China en Medio Oriente
El conflicto en curso en el Medio Oriente, que ya lleva más de un año, ha representado un desafío significativo para el enfoque tradicional de China de equilibrio y neutralidad en la diplomacia regional. Hasta 2023, China mantuvo con éxito relaciones con todos los actores clave, incluidos Arabia Saudita e Irán, así como el mundo árabe e Israel, en gran parte debido a su postura relativamente distante y la falta de profundas implicaciones en conflictos regionales.
Sin embargo, la Guerra entre Israel y Hamás ha expuesto las limitaciones de este enfoque, obligando a China a reevaluar su estrategia en Oriente Medio. La cambiante e incierta dinámica de poder regional subraya la necesidad de que China adapte sus políticas y ajuste estratégicamente su posición en la región. Aunque la Guerra entre Israel y Hamás interrumpió temporalmente el proceso de reconciliación entre Israel y los países árabes, la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudita sigue siendo probable. Sin embargo, este desarrollo podría desafiar la estrategia de China en Oriente Medio.
Un pacto de seguridad entre Estados Unidos y Arabia Saudita, un requisito clave para la normalización entre Israel y Arabia Saudita, socavaría los esfuerzos de China por promover una nueva arquitectura de seguridad regional con menos influencia de Estados Unidos. Además, dicho acuerdo podría incluir cláusulas que limiten la cooperación en seguridad y tecnología entre China y Arabia Saudita, complicando las ambiciones más amplias de China en la región.
Además, es probable que China juegue un papel estratégico en apoyar los esfuerzos de Irán por recuperar su fuerza y prestigio regional, especialmente después de que las acciones de Israel hayan debilitado a los aliados de Irán, como Hamás y Hezbolá. China considera esencial una arquitectura de seguridad regional equilibrada, con Irán como pilar clave y socio en la lucha contra la dominación estadounidense en Oriente Medio.
Con este fin, China podría priorizar el fortalecimiento de la posición de Teherán aumentando las importaciones de su petróleo crudo, invirtiendo en la infraestructura iraní y apoyando sus políticas regionales. Sin embargo, debido a las posibles repercusiones de las sanciones de Estados Unidos, dicho apoyo podría ser discreto, potencialmente tomando la forma de comercio ilícito, ayuda al desarrollo o respaldo diplomático.
La guerra entre Israel y Hamás también ha tensado notablemente la relación de China con Israel. Su negativa a designar a Hamás como una organización terrorista y sus fuertes críticas a Israel, especialmente sobre el "desastre humanitario" en Gaza, han subrayado las crecientes tensiones.
La postura pro-palestina de China se alinea con su posición más amplia anti-estadounidense, considerando a Israel como el aliado más cercano de Washington en la región. Esta dinámica influenció el enfoque de China hacia la crisis en Gaza, reflejando su enfoque global general para contrarrestar la influencia de Estados Unidos en lugar de un cambio en su estrategia tradicional.
Sin los estrechos lazos de Israel con Estados Unidos, la respuesta de China al conflicto podría haber sido más neutral, consistente con sus esfuerzos históricos para equilibrar las relaciones regionales.
Por lo tanto, el desafío para China radica en cómo manejará su relación con Israel en el futuro. La trayectoria de los lazos entre China e Israel será crucial para dar forma a la estrategia de China en Oriente Medio. Aunque China no enfrenta un conflicto fundamental de intereses nacionales con Israel, el deterioro de sus relaciones se debe en gran medida a la Guerra entre Israel y Hamas, no a un enfrentamiento directo entre ambas naciones.
Dada la tradición de diplomacia equilibrada y neutral de China, es probable que busque restaurar sus lazos con Israel a través de diversos compromisos, especialmente en el ámbito del comercio. Sin embargo, la postura pro-palestina de China ha desilusionado a muchos israelíes que anteriormente veían su relación con China de manera más favorable.
Israel había esperado que China adoptara una postura más comprensiva hacia su posición, pero las críticas de China y la falta de apoyo han generado sentimientos de traición y resentimiento. Convencer al público israelí de que China sigue siendo neutral y digna de confianza será un desafío significativo.
La visión de China para la seguridad en Oriente Medio
La estrategia de China en Oriente Medio tiene como objetivo desafiar el dominio de Washington promoviendo un nuevo marco de seguridad regional, en el cual pueda desempeñar un papel más influyente debido a su creciente poder económico e influencia política.
El presidente chino Xi Jinping introdujo el concepto de construir una arquitectura de seguridad común, integral, cooperativa y sostenible en Oriente Medio en 2018 durante el 8º Foro de Cooperación entre China y los Estados Árabes. En 2022, el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, enfatizó la necesidad de una "nueva arquitectura de seguridad" para la paz y la estabilidad en Asia.
Sin embargo, la limitada influencia de China sobre el conflicto en curso ha destacado sus debilidades como actor de seguridad regional. Al abstenerse de condenar los ataques de Hamas, los Huthis, Hezbollah y las acciones agresivas de Irán, China comprometió su neutralidad y perdió credibilidad como potencial mediador de paz.
China debe profundizar sus relaciones y ampliar su influencia regional para fortalecer su posición. Los esfuerzos de reconstrucción postconflicto en Gaza, Líbano, Siria y otras áreas devastadas por la guerra representan una oportunidad significativa para que China aproveche su experiencia en desarrollo de infraestructura y recursos financieros.
A medida que el panorama regional continúa evolucionando, es probable que las relaciones de China con países clave atraviesen un período de ajuste. Esto es particularmente cierto para Israel, donde los lazos han estado más tensos debido a la guerra.
China probablemente buscará profundizar sus relaciones con Irán y Arabia Saudita, potencialmente contribuyendo a la reconstrucción de las capacidades de Teherán y mejorando su imagen regional. Además, se espera que China siga involucrándose en esfuerzos de paz, mediación y reconstrucción en áreas devastadas por la guerra.
Si bien el Medio Oriente tiene una importancia geopolítica significativa para China, su enfoque se ha caracterizado por una participación cautelosa, un compromiso de seguridad limitado, una dependencia del multilateralismo y un énfasis en la cooperación económica. Por lo tanto, a pesar de su deseo de aumentar su influencia, China no busca involucrarse en exceso en los asuntos regionales o dominar el orden regional.
Como resultado, es probable que la estrategia de China en el Medio Oriente entre en una fase de retraimiento y contracción, requiriendo un nuevo camino de desarrollo que incluya mejorar las relaciones con países clave y reconsiderar su postura sobre Israel. Este ajuste podría cambiar significativamente la estrategia de China en el Medio Oriente si gana impulso.
El escritor es profesor titular en el Departamento de Política y Gobernanza y en la división de Estudios Multidisciplinarios en Ciencias Sociales en el Colegio Académico de Ashkelon y es investigador en el Departamento de Estudios Asiáticos, Universidad de Haifa, especializado en relaciones exteriores y estratégicas chinas. Se puede contactar a través de motih1308@gmail.com.