Movilizando el eje del terror de Irán contra Israel - Qaani en Bagdad

La visita de Qaani a Bagdad, lejos de señalar fortaleza, revela la desesperación del régimen por aferrarse a su imperio en ruinas.

 BRIGADIER GENERAL Esmail Qaani, jefe de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria. La conexión iraní debería estar en primer plano en las declaraciones israelíes, dice el escritor  (photo credit: (Iran’s President Website/West Asia News Agency/Reuters))
BRIGADIER GENERAL Esmail Qaani, jefe de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria. La conexión iraní debería estar en primer plano en las declaraciones israelíes, dice el escritor
(photo credit: (Iran’s President Website/West Asia News Agency/Reuters))

Desde el colapso del brutal régimen de Bashar al-Assad en Siria, el dictador de Irán Ali Khamenei ha pronunciado cuatro discursos incendiarios dirigidos a Siria, incluyendo dos amenazas directas recientes contra levantamientos en el país. Esta retórica refleja la era en la que Jomeini, el fundador de la teocracia islámica de Irán, provocó a Saddam Hussein y al ejército de Iraq tras tomar el poder en 1979. Khamenei, a sus 86 años, sigue siendo uno de los dictadores más longevos y sanguinarios del mundo moderno, ocultando su tiranía bajo un velo de falsa santidad. En su visión del mundo, todo está mal encaminado, y solo él posee la verdad.

Este déspota duplicista juega un doble juego, criticando a Trump a través de los duros mientras busca nueva diplomacia a través de los reformistas. Pero la realidad es cruda: la red de terror islámico de Khamenei se está desmoronando. El millón de dólares gastado en Hamas y Hezbolá se ha malgastado en la derrota. Él sabe que si Israel, bajo Netanyahu, y Estados Unidos, bajo Trump, desmantelan sus restantes representantes terroristas, como los hutíes, la Yihad Islámica Palestina y Hashd al-Shaabi, el enfoque se desplazará al programa nuclear de Irán. Más críticamente, Khamenei comprende que si sus ambiciones nucleares y la producción de una bomba nuclear son detenidas, el pueblo iraní se levantará en una rebelión nacional, relegando a su régimen al basurero de la historia.

Si bien las normas diplomáticas globales a menudo atenúan tales evaluaciones directas, la mayoría de los líderes del Medio Oriente, especialmente en el Golfo Pérsico, reconocen la verdad. Los ayatolás criminales en Irán llegaron al poder a través del caos de la revuelta de 1979, montados en una ola de terrorismo islámico y marxista. Han mantenido su control sobre el poder a través de la violencia, el barbarismo y la coerción, carentes de legitimidad o popularidad en el país o en el extranjero. Los acercamientos diplomáticos occidentales a Irán revelan un malentendido fundamental de la historia y la destructiva ideología del Jomeinismo.

 Bandera iraní ondea frente al edificio de oficinas de la ONU, que alberga la sede del OIEA, en medio de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), en Viena, Austria, 24 de mayo de 2021.  (credit: LISI NIESNER/ REUTERS)
Bandera iraní ondea frente al edificio de oficinas de la ONU, que alberga la sede del OIEA, en medio de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), en Viena, Austria, 24 de mayo de 2021. (credit: LISI NIESNER/ REUTERS)

Hoy en día, la llegada de Esmail Qaani a Bagdad una vez más ha dominado los titulares en todo Oriente Medio. A pesar de los rumores sobre su destino, Qaani sigue siendo una figura delirante y destructiva, aislada pero peligrosa. A diferencia de su predecesor, todavía no ha ganado la Medalla de Conquista de Jomeini. Sus lugartenientes, Iraj Masjedi y Mohammad Reza Fallahzadeh, comparten su compromiso de expandir el terrorismo islámico dentro del creciente chiita. Estos tres hombres, conocidos por sus crímenes contra las fuerzas israelíes y estadounidenses, siguen siendo fugitivos de la justicia. Pero ¿cuál es la verdadera misión de Qaani después de los repetidos fracasos de Irán en el Medio Oriente?

La misión multifacética de Qaani

Desde una perspectiva de inteligencia, la misión de Qaani parece tener varias dimensiones, ninguna de las cuales ha escapado a la vigilancia del Mossad, la CIA o agencias de inteligencia aliadas en la región.

Reforzando la red de proxy en Iraq

Qaani busca revivir y consolidar el control sobre los grupos terroristas chiítas de Iraq. Estas milicias, ya sean árabes, suníes o kurdas (incluidos los Barzani y PKK), mantienen estrechos lazos con la IRGC. Qaani busca ejercer una influencia más directa sobre grupos como Hashd al-Shaabi, evitando el colapso de la red de proxy de Irán en Iraq. Figuras como Ali Sistani, que comparte la visión de un creciente chiíta de Khamenei, es poco probable que se opongan a estos esfuerzos.

Provocando a las fuerzas anti-Israel

La estrategia de Qaani incluye movilizar a los proxies de Irán contra Israel para redefinir sus roles en la ecuación regional. Para Qaani, sus lugartenientes e incluso el embajador de Irán en Iraq, un operativo de la Fuerza Quds que usa el seudónimo Al-Sadeq, cada proxy debe ser armado como una herramienta contra Israel. Grupos como Hashd al-Shaabi, equipados con misiles, drones e inteligencia del Ministerio de Inteligencia de Irán y la IRGC, están siendo preparados para presionar a Israel.

Restaurando la Influencia en Siria

El objetivo final de Qaani es restablecer la disminuida influencia de Irán en Siria. Para Teherán, Siria ha servido durante mucho tiempo como un corredor vital que lo conecta con Hezbolá, Hamas y la Yihad Islámica, preservando su posición estratégica contra Israel. Sin embargo, los implacables ataques israelíes a posiciones iraníes en Siria han convertido esta carta una vez confiable en un pasivo, creando una pesadilla para el aparato militar y de seguridad de Teherán. Ajustes Estratégicos y Riesgos Regionales

La misión de Qaani también implica mitigar las presiones regionales. Por ejemplo, puede buscar utilizar a Hashd al-Shaabi para proteger a los terroristas rebeldes Houthi, que están bajo una creciente presión de las fuerzas estadounidenses y aliadas. Al mismo tiempo, Irán está invirtiendo en grupos locales y étnicos como los kurdos y el PKK, intentando establecer nuevos ejes de influencia. Sin embargo, tales maniobras son inaceptables para Israel y sus aliados.

Desde un punto de vista estratégico, la presencia de Qaani en Bagdad señala un posible esfuerzo para reasignar fuerzas chiítas o pivotar estrategias para mantener la influencia regional de Teherán. Sin embargo, estas acciones subrayan la inestabilidad inherente y la beligerancia del régimen en lugar de cualquier estrategia significativa.

El panorama más amplio

Acompañado por sus lugartenientes Masjedi y Fallahzadeh, la misión de Qaani en Bagdad gira en torno a preservar y reconstruir la red de terror de Irán, aumentar la presión sobre Israel y coordinar operaciones regionales en Siria. Estos objetivos resaltan la determinación de Jamenei de mantener su papel desestabilizador en Medio Oriente. Sin embargo, dadas las crecientes presiones internas e internacionales, estos intentos desesperados de salvar la red de terror de Irán están llenos de desafíos.

El nuevo liderazgo de la CIA, John Ratcliff, en colaboración con el Pentágono e Israel, probablemente bloqueará las ambiciones de Teherán de reconstruir su influencia agresiva. La realidad es que el régimen de Irán está más débil que nunca, luchando con derrotas repetidas en frentes regionales e internacionales. La frágil red de Khamenei se está desmoronando y las fuerzas en su contra se están fortaleciendo.

La visita de Qaani a Bagdad, lejos de señalar fortaleza, revela la desesperación del régimen por aferrarse a su imperio en ruinas. Para Teherán, el tiempo corre y las apuestas nunca han sido tan altas.