El impacto de la inteligencia artificial (IA) en el mundo ha sido profundo, especialmente con la introducción de ChatGPT al público hace aproximadamente dos años. Muchas personas ven estas impresionantes capacidades con entusiasmo y positividad. Sin embargo, es comprensible que muchas otras vean estos avances con aprehensión, temiendo consecuencias negativas, incluso hasta el comienzo de la era de las máquinas (inteligentes) que terminarán y tomarán el control de la raza humana en nuestro mundo. Entre las principales preocupaciones se encuentran la posible pérdida de empleos y el miedo a ser reemplazados por máquinas.
La IA representa la culminación de una rica historia de avances tecnológicos, que han establecido firmemente la tecnología informática como la piedra angular de la era moderna.
Alvin Toffler, en su libro de 1970 "Future Shock" y en su libro de 1980 "The Third Wave", profetizó que las computadoras serían fundamentales en una nueva revolución en la historia humana. Escribió que afectarían y cambiarían no solo ciertas áreas de nuestras vidas, sino también la economía y la seguridad global, y a través de ellas, toda nuestra cultura.
Una revolución como esta solo ha ocurrido dos veces en la historia de la humanidad. La primera sucedió hace aproximadamente 13,000 años, con el desarrollo de la agricultura, después de la cual los seres humanos dejaron de vagar de un lugar a otro para cazar y recolectar alimentos. La segunda, la Revolución Industrial, ocurrió hace unos 250 años, con la invención de la ciencia moderna.
La inteligencia artificial (IA) trae consigo tanto oportunidades como desafíos. De hecho, tiene un inmenso potencial para abordar desafíos sociales como la atención médica, el monitoreo ambiental y la reducción de la pobreza. Además, su implementación puede fomentar la creación de empleos altamente calificados y bien remunerados, al mismo tiempo que automatiza tareas repetitivas y mundanas, impulsando así la eficiencia y la productividad.
Sin embargo, no podemos ignorar los desafíos y aspectos negativos de la IA. La automatización puede resultar en la eliminación de ciertos empleos, especialmente aquellos que involucran tareas manuales o repetitivas mundanas. Es probable que algunos empleos tradicionales se vuelvan obsoletos, lo que requerirá que los trabajadores adquieran nuevas habilidades para mantenerse empleables. En resumen, la IA está lista para tener un impacto significativo en el mundo laboral en un futuro próximo. No obstante, las preocupaciones sobre los posibles riesgos han llevado a pedir un avance controlado y moderado de la IA.
No estoy de acuerdo con esta opinión popular. Al contrario, creo que estas preocupaciones están exageradas y que la implementación de la inteligencia artificial tendrá un efecto gradual en el mercado laboral y no causará pérdidas de empleo extensivas.
En primer lugar, la inteligencia artificial no representa una amenaza para aquellos trabajos que involucran trabajo físico humano. En segundo lugar, en la mayoría de los casos, la inteligencia artificial no reemplazará a los trabajadores, sino que será una herramienta auxiliar que ayudará a los trabajadores a identificar mejor los problemas. Así como la ecografía no reemplazó a los médicos, sino que mejoró sus capacidades, la inteligencia artificial no reemplazará empleos, sino que los mejorará.
Modernizar la vida profesional
La integración intensiva de la inteligencia artificial en el mercado laboral conducirá a la mejora y desarrollo de nuevas profesiones, pero no cambiará por completo la mayoría de las profesiones existentes. Reconozco que pueden surgir nuevas preocupaciones éticas, como el sesgo algorítmico y la invasión de la privacidad, y estos problemas deberán abordarse cuidadosamente para garantizar una implementación responsable de la inteligencia artificial.
Insto a no temer al avance de la tecnología. La inteligencia artificial es una herramienta poderosa, pero no es una herramienta letal. Su uso depende de los usuarios y puede servir a la humanidad para bien o para mal. Debemos y ciertamente podemos usarla de manera responsable y construir una política que garantice su uso para el bien común.
En resumen, el impacto de la IA en la fuerza laboral es complejo. Es crucial para las sociedades, las empresas y los responsables políticos abordar de manera proactiva los desafíos, fomentar iniciativas educativas y de capacitación y crear un enfoque equilibrado para la integración de la IA que tenga en cuenta tanto los aspectos económicos como sociales.
El escritor es director del Centro de Investigación Cibernética Interdisciplinaria Blavatnik en la Universidad de Tel Aviv y presidente del Día de la IA, el 5 de febrero de 2024, en TAU.