Fue la voz más importante en la lucha contra el hambre en Nueva York por 50 años y la primera en centrarse en alimentación escolar, literalmente miles de niños comieron alimentos que iban a tirarse.
La retórica extremista de protestas que comenzaron tras el 7 de octubre revela un intento sistemático de capturar y apoderarse del activismo propalestino en Occidente atendiendo al mensaje de Hamás.